Indudablemente que la República Dominicana se dirige a ser sentada en un banquillo a recibir una acusación anticipada e inmerecida, en un escenario que debió obviarse en cualquier lugar propuesto, ya que la causa que ha motivado tal encuentro no debe ser tratada ni con homólogos vecinos, ni con organismos internacionales ni con representantes de países que de antemano ya han ofrecido su veredicto, sobre una decisión emanada de un organismo de un Estado soberano de sus acciones.
Sin lugar a dudas, lo que menos hará la Comisión dominicana en Juan Méndez ante la delegación de funcionarios haitianos es dialogar como gentes civilizadas. Los vecinos han dado más que muestras de que no les interesa conversar con dominicanos de cualquier posición, sino que, sin explicaciones ni aclaraciones ni más, piden que se revoque la Sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional, que dicta las reglas claras y precisas sobre quién debe ser considerado hijo de la Patria de Duarte y de los Trinitarios,
Juana Méndez será otro espacio más para que los haitianos se muestren como las víctimas de la Sentencia del Constitucional dominicano; han demostrado que no pierden momentos ni encuentros para que la comunidad internacional acoja sus posiciones al no asumir con entereza su responsabilidad sobre la situación de pobreza extrema y de desorden institucional en que se encuentra inmersa esa nación y que hoy la convierten en un Estado fallido.
La Comisión del gobierno que dice defenderá los mejores intereses de los dominicanos no será escuchada, y me niego a creer que sus integrantes desconozcan el fin de su presencia allí; sus planteamientos no serán tomados en cuenta, ya que de antemano ha anunciado que el tema migratorio no entrará en discusión, mientras que la delegación de funcionarios haitianos dice que sí, que es el principal tema a tratar.
Y gente sencilla y pueblerina como yo, con poca inteligencia y que luce meramente desconcertada pudiera preguntarse para sí: ¿Cuál es el motivo de ir a Juana Méndez a un supuesto diálogo?, y la respuesta que sigue pudiera ser: la Sentencia del Constitucional y el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros que el gobierno dominicano ha iniciado ya y que las autoridades haitianas se niegan a aceptar. Entonces “soy o somos pocos entendedores, no conocedores del caso o qué”. Si la Sentencia 168/13 y el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros en la República Dominicana no entrará en discusión, entonces ¿Para qué ir a Juana Méndez?.
Si el encuentro, como prefiero llamarle, y no diálogo, es para tratar temas medioambientales, es lo que menos les interesa a los funcionarios haitianos, pues nunca gobierno alguno de Haití ha puesto en marcha políticas públicas dirigidas a cuidar y proteger el medioambiente. Recordemos el motivo de la presencia del presidente Danilo Medina en Juana Méndez, a pocos meses de tomar el poder, fue a reunirse con el mandatario artista haitiano Michel Martelly y no estuvo allí para darle un apretón de mano, no, fue para poner en marcha una colaboración-compromiso del gobierno dominicano para reforestar toda la zona fronteriza del lado de la vecina nación cuyos habitantes, depredadores generacionales, no permiten que allí crezca ni florezca ningún árbol, porque aún sin echar raíces lo utilizan para producir carbón.
Si el encuentro anunciado será para tratar acuerdos empresariales y comerciales, por Dios, aún está fresca en la memoria cuando funcionarios y empresarios haitianos hicieron pasar por momentos amargos a iguales dominicanos con la injusta imposición de una veda a productos avícolas dominicanos y que luego la extendieron a otros productos nacionales, motivados porque los mismos poseían una supuesta bacteria que atentaba a la salud del pueblo haitiano, entre otros motivos en los que también sobresalió que, igualmente, procuraban desarrollar su incipiente industria. Mi memoria, que no es buena, recuerda que para defender tan dañina acusación, una delegación de funcionarios dominicanos acompañados de empresarios fue a Haití a tratar el caso y tuvo que volver con las manos vacías. Nada se logró, a menos que ahora sea el momento, lo que también hace surgir otra inquietud: ¿A cambio de qué?
Amén de los organismos internacionales que observarán el encuentro y que aquí son artos conocidos favorecedores del pueblo haitiano, alimentadores de ONG´s, así como mediadores, sin razón de ser, figuran Venezuela y CARICOM. Sobre Venezuela, cuyo mandatario ya ha fijado posición sobre de qué lado está, no debe figurar allí. La representación del CARICOM, mucho menos tiene razón de estar presente, y sería una gran oportunidad para que la Comisión dominicana le eche en cara su intromisión y le exija una explicación sobre su negativa constante por más de 40 años de poner trabas para que la República Dominicana no figure entre su membrecía, y que hoy pretende señalar y acusar sin sentido, ni motivo y sin derecho.
La República Dominicana no se encuentra en conflicto con ninguna nación del mundo, por lo que es incomprensible el encuentro en Juana Méndez, con observadores, mediadores y padrinajes de una nación irresponsable como ha sido Haití con sus ciudadanos, al negarle el derecho a un nombre, a una documentación, a un acta de nacimiento, y mucho mas, a vivir en una nación con servicios básicos cubiertos de alimentación, agua potable, centros de salud y de educación. La Comisión dominicana deberá echarles en cara a sus acusadores internacionales esas verdades, no tanto a sus homólogos haitianos que han demostrado que es lo que menos les importa, sino a los “intachables” defensores de su causa que lucen perdidos y engañados por mentiras.
El encuentro debe también ser aprovechado para mostrarles las estadísticas de los recursos que destina de manera solidaria el Estado dominicano, desde hace más de dos décadas, a ilegales haitianos que reciben atenciones de salud, educación, viviendas y trabajo, en cientos de casos dejando a un lado a dominicanos, amén de la muestra de hermandad y de buen vecino tras el terremoto del 12 de enero del 2010, y de lo cual, evidentemente los haitianos muestran ser abanderados de malagradecidos.
La comisión dominicana, sin imaginarlo, tal vez, va a un diálogo que a todas luces es innecesario; lo menos que se hará allí será conversar abierta y firmemente sobre la Sentencia del Constitucional ni mucho menos de Medioambiente, comercio, ni de desarrollo para ambos pueblos, sino que se dirigen a ser sentados a recibir un mandato ó una orden que pretende dejar sin efecto la Resolución 168/13, por los avisos previos dados por los países que serán representados en el encuentro y de igual manera, los organismos internacionales que fungirán como observadores.
A decir verdad, nunca se debió llegar tan lejos, de acudir a tratar, en tierra ajena, un derecho que le asiste al Estado dominicano, de poner en orden la casa, su suelo, su patria chica. No debió aceptarse ir a Juana Méndez ni a ningún otro lado, y el viento y la historia lo echarán en cara algún día; incierto si será al pueblo, al gobierno, al pasado, al presente, pero en alguien recaerá la culpa cuando el episodio sea escrito, y lamento, lamento que el presidente Danilo Medina, un hombre del pueblo, un hombre querido y apoyado por todos los dominicanos no se haya dado cuenta del escenario a donde se dirige la Comisión de sus colaboradores: totalmente inhóspito, totalmente hostil, totalmente inmerecido.
La República Dominicana es una nación respetuosa de las leyes y derechos de los pueblos libres, mucho antes de su fundación como Estado, el 27 de Febrero del 1844, y desde entonces asume, con responsabilidad, las decisiones que toma cualquier país, y ahora, por un capricho de gente sin conciencia, sin consideración, arrogantes y perturbadores de la paz con sus vecinos; arropados por el odio y el rencor, no debe permitir que se vulneren los suyos, ganados con sangre, ganados con coraje, ganados con entereza bajo la consigna de honor y gloria.
El pueblo dominicano no permitirá que su patria perezca por ninguna causa, por ninguna, ni mucho menos, por detener el desorden migratorio que tiene la República Dominicana, y que irrespetuosamente le han querido cambiar el nombre bajo de ser acciones racistas, xenofobias y todo lo peor.
Por PLANTIDA HAYDEE REYES DOMINGUEZ
0 comentarios :
Publicar un comentario